12 de septiembre de 2007

" Sueños" de Sebastián Duplaquet

Sebastián Duplaquet había dicho que éste podía ser un álbum de estética neoyorquina (o al menos orientado hacia la llamada downtown scene), pero quienes esperamos su lanzamiento no imaginamos jamás que fuera de manera tan directa. La pieza de apertura —"Reflejos"— hace soplar a un saxofón perdido (no sabemos si realmente está tan triste como parece) y no alcanzan a avanzar ni un par de compases para tener en el cerebro una fotografía perfecta de la película Taxi driver. Un automóvil amarillo conducido por algún humano desencantado por la parte baja de Manhattan.


Sebastián Duplaquet Trio

Pero Sueños no suena en Nueva York. Suena en Santiago de Chile con sonidos de Nueva York. Un trabajo que abre la historia personal de este guitarrista en el jazz actuando como cabecilla después de haber alternado en los grupos Aleph, Nexus y Quinteto Oriente (todas, bandas lideradas o co-lideradas por algún otro jazzer y cuyo guitarrista era Duplaquet). Sueños es además el segundo trabajo del sello independiente Vértice, que el año pasado realizó un experimento arriesgado al introducir micrófonos y cables al club El Perseguidor y registrar el momento de inspiración espontánea de otro cuarteto (que en definitiva son casi los mismos sidemen de Duplaquet). Ese disco se llamó Lugares, personas y fue directo hacia el avant-garde en la línea de la libre improvisación. Éste, en cambio, es casi todo lo contrario. Por algo tardó tanto en salir y por algo la música responde a un largo trabajo de preparación de ideas, de ensamblaje armónico y de conexión entre las partes. Duplaquet logra que la suma de los cuatro cuartos del cuarteto efectivamente sean menos que el resultado. En el jazz, pocas veces la música importa más que quienes la están interpretando. Pero en Sueños parece ser al revés. Las composiciones ("En ausencia", "7 x 4" o "Paz", también sumamente triste) requieren de músicos adelantados que se expresen con sus sonidos personales, pero aquí queda la impresión de que estamos frente a un compositor que ha llevado sus partituras a un grupo de cámara para que las interprete en una sala de conciertos. Que sean los clubes de jazz los escenarios que han elegido Duplaquet y sus muchachos, es otra cosa.

Sueños nos evoca a De Niro al volante. Un poco más allá de ese simple flashazo está toda una corriente sonora de adelanto, con muy fuerte presencia de un guitarrista de culto como John Abercrombie, o de otros más jóvenes como Ben Monder o Kurt Rosenwinkel. Del primero, Duplaquet obtuvo parte de su sonido metalizado. Del segundo el punto de vista que llega muy lejos, y del tercero el formato de banda en cuarteto moderno (con guitarra y saxofón tenor). Sueños es en definitiva uno de los trabajos mejor logrados en el jazz moderno en Chile (no necesariamente "chileno", como Perdidos en Londres del Chilejazz Quinteto, 2004). Como nunca se va a convertir en un disco "clásico" (como sí fue Nahuel Jazz Quartet de Omar Nahuel, 1963), o es demasiado pronto para ello, no podemos asignarle las cinco estrellas. Le asignamos en cambio cuatro estrellas y media. Y le quedamos debiendo la mitad de otra.

Íñigo Díaz